viernes, 14 de septiembre de 2012

Entrada namber faiv: Nerviooooooooooos! (II parte)


¡Buenas noches!

Mi fiel escudero y yo saludamos desde Barcelona!
¿ Que quién es mi escudero? Pues un bonito granito en mitad de la barbilla con el que me ha deseado mi cuerpo un feliz viaje. También tengo mocos y los ojos rojos. Me consuelo pensando que será para compensar las fantásticas aventurillas que depara Varsovia.

Ahora sí que sí estoy atacá. Quedan horas para subir al avión, para despedirme de mi super family, tíos y primuchi incluídos.
La maleta grande he conseguido cerrarla esta mañana…la pequeña aún se me resiste. Bolsas al vacío y huequecillos aprovechados al máximo…y aún así no cabe todo lo que debería.
He tenido que ir prescindiendo de mi querida ropita, hasta que al final ha llegado la dura decisión: las botas o el abrigo. Pos oye, las botas rancias y agujereadas, que tampoco hace tanto frío. (Sí, me voy a Polonia sin abrigo, que soy muy chula).
Por el momento, parece que la estilosa maleta de vaca pesa alrededor de 30 kilos. La hemos pesado cual perrete en el veterinario en la báscula de casa, así que tampoco se yo si me llevaré la sorpresa mañana de ver que me paso de 5, 6 o cien mil kilos…
Eso sí, las maletas, monísimas; que también hemos tenido que comprar otra pequeñita para no pasarnos de las medidas de Wizzair. (juro que me daba igual qué maletas llevar, como si eran bolsas del Pryca…pero al final voy a parecer una modernuqui con todo ideal, ea)

Ah, y también tengo bragas nuevas. Esta es otra de esas cosas que descubres antes de hacer un viaje largo: tienes un cajón lleno de ropa interior, y cuando te pones a mirar detenidamente, son todo trapujos con lo que en algún tiempo fueron gomas, y que hace años se llamaron bragas. Y es que yo, y me consta que no soy la única, tengo las mismas desde los 13 años (no exagero). Menos mal que mi mamá se ha apiadado de mi lamentable mercería y ahora es más que respetable.  

Pie de foto:  Montaje cortesía de la luxemburguesa P. con la que preveo compartir bonitos momentos de morriña skypera y miles de entrañables anécdotas deshonrosas.

En fin, últimos momentillos ya en familia, y esa sensación de que algo se me olvida…
Ah! Por cierto!!!! Que ME ACABAN DE DECIR QUE TENGO RESIDENCIA!!
Parece que en Polonia universidad y eficiencia también es un oxímoron. En fin, no me quejo, en el fondo me quita un gran peso de encima. Sí, es verdad que estos días he estado criticando las residencias: que si demasiada fiesta, que si poca intimidad, que si son cuchitriles llenos de cucarachas, que si mejor vivo en un búnker… Pero  era todo rabieta de despechada, en realidad mola cantidubi. Bueno, seré sincera, cuando me lo ha hecho saber la coordinadora, me ha trastocado un poco los planes, pero una charlita con I. la erasmuseta estonia,  me ha quitado todos los recelos:  permite practicar Inglés, tener compis de cocina y buen ambientillo cuando hace frío y no se puede salir a la calle.
Además, me ha tocado una de las güenas, Zamenhofa. Al parecer es bastante nueva ( por las fotos, parece que es verdad) y la gente no habla muy mal de ella. Igual mañana me paso a cotillear.

¡Qué ilusión!

Pronto escribiré ya desde allí. Espero que las teclas no se inunden con mis lagrimillas de morriña, como dice mi lamentable amiga P.
Estos días han sido muy muy bonitos, de despedidas, buenas comilonas y sobre todo, buenísima compañía. En cuanto me instale, sabéis que tenéis un huequecito en mi habitación varsoviana.

Ahora me voy con mi primi P. a jugar un ratito a nuestro juego preferido de ordenador, cuyo nombre no revelaré, porque todavía tenemos dignidad…

¡Hasta pronto!

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