Hoy empezaré
hablando de la comida polaca. Me he enamorado de las sopas. De momento, ha
probado tres: Pomirodova (sopa de tomate) , Barszcz (sopa de remolacha…de un
colorcillo rojo muy gracioso y que curiosamente sabe dulce) y Zupa grzybowa
(sopa de champiñones que creo que se va a convertir en mi plato estrella…si no
viene otro que lo supere!).
Estos días
he ido a comer a un Bar Mleczny (Bar de leche), que es un sitio con mucho
encanto al que suele ir gente de aquí (no es de turistiqueo) y en el que cada
día ofrecen unos cuantos platos. Hay millones de sopas para elegir y muchos
segundos también.
Muuuy
recomendable.
Estos días
estoy yendo a dar paseíllos con la gente del curso de polaco, casi siempre con
una eslovaca, una italiana, dos españolillas, una francesa y la gente que tiene
a bien unirse para ir descubriendo rinconcillos de la ciudad. Me sigue
pareciendo preciosa, aún con el tiempo nublado y lluvioso que está haciendo ya…
Ayer me compré ya un paraguas pequeñito para llevar en la mochila, siempre
listo para este tiempo tan cambiante. Supongo que en unos días tendré que
hacerme con un gorro y orejeras, que al parecer aquí se congelan hasta las
ideas.
Ayer fuimos
a cotillear el Łazienki Park (esa letraca tan rara se pronuncia como una w…)
pero es tan grande que solo nos dio tiempo a ver un minimísimo trozo, pero
promete, promete.
A la vuelta
cayó un chaparrón inesperado y tuvimos que coger un autobús. Y no, no nos
perdimos, pero le echamos un poco de morro y no pagamos el billete. Tengo bien
ensayada mi cara de póker si algún revisor me dice algo… ¡Ea! En algún momento
tenía que tener algo positivo esto de no entender ni papa de polaco!
Ese mismo
día (sinceramente ya no recuerdo cual…llevo apenas una semana por aquí, pero ha
sido tan intensa que parecen meses) visitamos la biblioteca. Debo confesar que
me he enamorado de ese sitio: estoy por llevarme aunque sea un folleto
informativo de la ciudad y estudiármelo allí, de lo agradable que es. Hay
muchos puestecillos distintos para sentarse: puedes elegir un sofacito al lado
de una ventana, una mesa rodeada de estanterías (muy de película), mesas
comunes con vistas al jardín (el techo de la biblioteca es un jardín, alucino).
No puedo evitar pensar en la biblioteca de ciencias sociales de Valencia y
hacer la comparación…una es el paraíso y a la otra solo le falta un poquito de
olor a azufre para que sea el infierno…
Haré más
fotos cuando vaya a estudiar, que este primer día estaba tan alucinada que
apenas pude.
A la salida vimos a mi mentor trajeado, más puesto que el padrino de una boda. Iba tan seriote que pensé que igual venía de un funeral o tenía algún pleito o algo así con la universidad. Pero que va, resulta que aquí para los exámenes orales se tienen que emperifollar y sacarle brillo a los zapatos. Solo espero que los Erasmus no tengamos que apañarnos tanto, porque en mi maletoncia desde luego no hay un traje de boda escondido…
Lo que sí
que llevo son algunos vestidillos para salir por las noches. Pero tampoco los
he usado. Sí que he salido dos noches, pero como todavía sigo en este
hostal viviendo a lo nómada, la única
ropa que ha visto Polonia han sido mis botas rojas y dos tres pantalones.
El jueves
llegaron los españoloncios a colonizar Varsovia. Todos en manada. Ya de entrada
no me emocionada la idea, pero bueno, todo hay que probarlo para comprobar qué
tiene de realidad.
Ahora ya
puedo confirmar que sí, que los españoles vamos van cual borregos...pero
al final, se les coge cariño.
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