miércoles, 15 de mayo de 2013

Entrada namber forti chú: varsovietismos primaverales

Y de nuevo unos cuantos diillas de esparcimiento varsoviano, que después de todo un mes de no parar, ya tocaba.
Ahora que la temperatura no es de frigorífico (ya casi he olvidado el sufrimiento polar del invierno…qué rápido se olvida lo malo) y hace solete, es un gusto ir de acá para allá en nuestra querida ciudad.

El 1 de mayo, día Internacional de los Trabajadores, aprovechamos para ir al parque Łazienki, que según D. había un picnic multitudinario y se podía entrar gratis a  todos los edificios (La palabra gratis mueve montañas incluso aquí, donde a menudo se paga alrededor de un cochino euro para entrar a los sitios…). Y es que, además del día del trabajo, se celebraba también la entrada de Polonia en la Unión Europea…y eso, eso sí que mueve parné.
Finalmente, no hubo comilona gratis, como esperábamos, pero nos regalaron un donut típico polaco, un Pączek (y nosotras más contentas que unas castañuelas) y vimos un espectáculo de bailes regionales. Además, vimos al señor presidente de Polonia, Bronisław Komorowski, rodeado de sus correspondientes gorilas. A nosotras, forasteras, no es que nos diera demasiada emoción, pero bueno, siempre tiene su gracia ver a tamaño real a alguien que solo has visto en fotos (no es que sea una asidua lectora de prensa polaca y lo vea siempre  en las portadas de periódicos…pero al menos hice el esfuerzo de cotillear en wikipedia quién era el señor que manda en el país).
¡Ah! Y vimos los habituales pavos reales del parque, pero  con la cola desplegada!! Yo ya contaba con irme sin ver tal acontecimiento, pero se ve que por ser festivo, los pavos se pusieron rumbosos y nos regalaron ese espectáculo. Reconozco que al principio me pareció demasiada buena suerte y no pude evitar pensar que los habían drogado de alguna forma para que estuvieran así de espitosos,…pero no, es básicamente efecto de la primavera.
Al salir del parque, encontronazo con un buen grupo de nazis polacos. No había que entender demasiado la lengua para comprender el eslogan: Praca dla Polaków w Polsce.
Vamos, que prefirimos guardar silencio y no hablar en inglés mientras pasamos por su lado...
La verdad, es que los cabezas rapadas aquí en polonia son de nivel superior...si ya suelen dar miedo, aquí los 4x4 son para salir pitando.
En fin, una vez puestos pies en polvorosa, comimos en un bufet judío  en la calle Poznańska, una mina de restaurantes justo al lado de casa. Se llama Tel Aviv, la comida está requetebuena y sales con unos cuantos quilos de más con tanto hummus y tanto falafel…

Por otro lado, estos días, empiezan también las trágicas despedidas. No queremos ni oír hablar de que esto se acaba…pero la realidad es que ya hay gente que se va yendo. Mu triste, mu triste…
Celebramos la despedida del italiano Andrea (pongo el nombre entero porque siempre me ha hecho gracia que un nombre sea unisex, y porque es el mío, ea). Una barbacoa algo pasada por agua, pero respetable, y una bandera polaca con firmas y dedicatorias… y a echar unas cuantas lagrimejas. Ayayay…

Pero bueno, celebramos también el cumple de la argentino-mallorquina M. , a lo boda gitana, que dura varios días. Cenorra de las buenas, y como no, el tradicional pastel de chocolate que prepara C. (sabemos de qué C. se trata si hablamos de cocinar…) Guerra de chocolate (con algún que otro desperfecto que todavía es visible) regalitos, velitas… Una muy buena velada.
Y el día siguiente, merienda-cena de gala en nuestro amado Charlotte. (con tosta de jamón serrano del güeno y todo!) y paseo hasta la fuente de colores.
Los sábados y domingos, sobre las 21.30, hay espectáculo de luces y agua en la fuente de Nowe Miasto. La verdad, ahora que han dejado atrás la temática del Europeo de Fútbol, tiene su gracia.

Y el domingo, hay mercadito de fotografía en ul. Batorego 10. Fui con unas expectativas enormes, y fue una desilusión de las grandes. Cuatro camaruchas de mierda y dos o tres carretes… No recomiendo perder el tiempo yendo. Aunque, bueno, siempre se puede encontrar algo entre la basurilla.


¿Y qué más? Pues nada, que ya hay florecillas por todos los parques. Ha sido una explosión primaveral de una semana para otra… Es una lastima que ahora toque ponerse a estudiar, pero bueno hay tiempo para salir a dar una vueltecilla entre tanta verdura.
Descubrí el otro día el Parque Mokotów, y es una pasada: tiene trozos que parece un bosque, unos lagos enormes, césped por doquier para sentarse a leer…  Creo que he encontrado mi lugar para echar las tardes lectoras.
Otro descubrimiento, que en realidad es antiguo, pero lo he re-descubierto, es la cantina de mi facultad. Es cierto que en la cantina de arqueología hacen un falafel con arroz y ensalada alucinante, pero en esta, puedes tomar sopa y carne con patata hervida por 2,5 euros (10 PLN)
Es como un milkbar (cruz presidiendo las mesas incluída) pero un pelín menos cutre y con gente más joven…

El fin de semana, hubo bastante actividad. Primero, fue Juwenalia, que me recordó mucho al ambientillo de festival del Viña Rock (al que he faltado este año…snif…) , aunque infinitamente más light y en el recinto de la universidad. Tuvo su gracia, estar tomando cervecilla al ritmo de rap polaco por donde normalmente voy somnolienta a clase.
Pero lo mejor, fue ir a las tierras del pueblerino A. y hacer una barbacoa (con salchichas de patata desaparecidas) en el lago de Kortowo, al ladito de Olsztyn. Al parecer, es una práctica bastante habitual en ese campus la de hacer barbacoas echados en el césped. Nosotros aquí en Varsovia, pues nos tenemos que conformar con el río…
Pese a estar un poco pasada por agua, fue muy agradable. Fue una lástima no llegar a tiempo para hacer kayak por el lago!

Y el domingo, bazar de Koło.  Es el bazar que antes había en la zona del Nuevo Estadio Nacional y que exiliaron ahí. Sinceramente, a la gente le puede parecer cutre, pero a mí me parece que tiene muchísimo encanto. Se encuentra de todo: latas para guardar máscaras de gas, insignias, abalorios, muñecas descuartizadas… De to-do.
No hay que perder la ocasión de ir, prontito prontito, y hacerse con unas cuantas joyas imposibles de encontrar en ningún otro sitio…

En cuanto a comer, pues el imprescindible Zapiecek  con sus pirogis (nadie puede irse de Varsovia sin pisarlo!). Recomiendo los fritos (mejor que los hervidos, que al final son un poco sosainas) y a poder ser con salsa de queso. ¡ñam!
Tendré que aprender a hacerlos, porque me da que los voy a echar muchísimo de menos…!


En fin, así han transcurrido estos días urbanos…
Este fin de semana, estamos pensando hacer alguna escapadilla, pero el lugar aún está por determinar. Igual alquilamos un coche, pero pavor le tengo a perdernos por carreteras polacas con carteles indescifrables… SI en España ya soy capaz de ir horas en dirección contraria, ni imaginarme puedo lo que puede pasar aquí… Ja vorem
Lo que seguro, seguro haremos, será volver a Wedel,  a tomar chocolate del denso denso… y también subir al piso 40 del hotel marriot. El Fotoplastikon queda pendiente, y también el museo de la prisión o el museo histórico…
Uyuyuy se va acumulando la faena y queda poco tiempo que exprimir
¡Vamos a ello!

Do widzenia!

domingo, 5 de mayo de 2013

Entrada namber forti güan: Sissi XIV y culos de pollo en Budapest


Ay Budapest, Budapest…
¿Qué se podía esperar de un viaje a las tierras de una persona locuela y disparatada? Pues unas aventuras no menos rocambolescas…

Desembarcamos en el aeropuerto más allá de medianoche (esta vez, sin percances). Para variar no teníamos ni papa de buses nocturnos, y sí muchas ganas de llegar ya a nuestro destino, nos metimos las cinco en un pseudo-taxi  con un hombre que nos enseñó algunas palabrejas en húngaro. El polaco no es suficientemente complicado para nosotras, así que allá que nos lanzamos con una lengua aún más compleja si cabe!
Creo que nos quedamos con dos palabras, Köszönöm y egészségedre (gracias y ¡Salud! ...lo más primordial, vaya).
Llegamos a la calle....y para no variar con la tradición, pues tocó perdernos de nuevo. Pero no es nuestra culpa si les da por saltarse números y ponerlos desordenados! Finalmente, unas cuantas vueltas después y algún que otro grito desesperados... llegamos a la macromansión de la M. Redeu! Y nosotras nos creíamos en un palacete... Creo que me iré a vivir una temporada a Budapest sólo por tener un pisaco así (no exagero si digo que es más o menos el piso de mis sueños...eso sí...el mío estaría más limpio...ejem)
Y nada, reposar y al día siguiente a recorrer la ciudad de un extremo a otro.
La temperatura, más que veraniega (rozando los 30º !) nos acompañó durante todo el viaje. Fue tal el cambio para nuestras translúcidas pieles polacas...que tuvimos que bañarnos en crema solar para no acabar como gambones. Pero bueno, para variar las dos blancuchas europeas del grupo terminamos socarradas....
Para mí (y creo que para la mayoría de gente que visita Budapest) lo mejorcísimo son los bordes del Danubio…con sus paseos ribereños, sus puentes (menos el Erzsébet híd, que es muy feo), las vistas… ¡Una delicia!
No traicionaré a mi querido Vístula en Varsovia, que siempre va a estar en mi corazón, pero hay que reconocer que el Danubio se las trae..
El Szabadság Hid, (puente de la libertad) de color verde, es uno de los más bonitos. Fue el primero que vimos y cruzamos, hasta llegar al parque de la Citadella . Es una colinilla repleta de árboles y verde desde la que se disfrutan unas vistas alucinantes (Río y Parlamento incluídos).
Subimos también a la loma con el castillo y el Bastión de los Pescadores -que se llama así porque fueron pescadores los encargados de defender esa parte de la ciudad durante la Edad Media…no porque ahí tuviera lugar algo así como el Tribunal de las Aguas Húngaro, como intenté tramarme (pero resultó creíble). Es preciosa esa terraza con sus torres blancas…y más aún con los arboles en flor para rematar.
Y es que en esa ciudad, por cosas bonitas no será. Si no es el Mátyás-templom, con su tejado de colores, es la Szent István-bazilika o cualquiera de las catedrales y edificios con los que te puedes ir chocando… Otra vez entré en estado saturación de belleza.
Y parquecitos, también hay una buena colección (por qué no cogería Budapest de destino Erasmus che…) : la Isla Margarita es un parque-isla en medio del río (la hubiera disfrutado más si no hubiera sido por un percance intestinal provocado por un risotto pudento…), el Városliget, con sus edificios de imitación (una delicia para los turistas de “Yo y monumento”) y sus arbolillos y flores … Vamos, que la pobre A. se lo pasó bomba con su alergia al polen…
                Por supuesto, hicimos la visita de rigor a las Termas (Széchenyi): para variar, me había formado una imagen mental previa tan deslumbrante (con columnas infinitas y techos dorados…) que claro, un pelín me decepcionaron. Primero, por mi pequeña animadversión hacia los lugares con agua demasiado saturados…que me recuerdan a ollas exprés llenas de garbanzos flotando en un mar de crema solar… Y luego, porque dentro no es el estilo catedral gótica que esperaba. Peeero bueno, que estaban bien de todas formas. Da su gustito meterse en piscinas a 38º y sentir cómo vas entrando en ebullición. Para los amantes de las saunas, las había a 80º (creo que no estoy exagerando…literalmente la gente salía chamuscada). Yo hice la prueba de meterme en una, y nada más entrar mis gafas se empañaron a lo Betty la fea. Eso, sumado a un deshonroso tropezón, me acrecentó bastante mi ojeriza hacia las saunas.

                Algo que me encanto, fue la Ópera: tanto el edificio (Bien recargadito, con sus alfombras rojas y sus detalles dorados-rococó) como la obra que vimos, Tosca. Toda una experta en Puccini me estoy haciendo ya. (Creo yo que toca ya una etapa de ópera alemana)
Hasta prismáticos dorados y champagne en el entreacto. Musho nivé.

                Para comer, pues además del obligado Gulash (como en todos los países de la zona…pero esta vez en sopica) , tomamos Kürtöskalács (el típico rulo, o zurullo como dice C.)
Desaconsejo el risotto (por el incidente  previamente mencionado) y también hacerse la intrépida probando una tal sopa de manzana con nata.
Los helados en forma de flor están bien, y también las sopas para llevar ultrabaratas!
Ahora bien, si hay que quedarse con algo, me quedo con las ya mundialmente conocidas alitas de pollo con coca-cola made in T. (T. de Taiwan y de Tina).
Y es que de cenusca de cumple, pues no podía falta ese genialidoso plato. También tortilla de patatas (me sale con forma de tortilla y todo) y guacamoleee!

                Y sí, los 23 añacos, pues los cumplí en Budapest. Rodeada de unas locuelas de cuidado, con muchas, muchas risas y unos bailes de reggaetón que abochornarían a la propia vergüenza. Fue perfecto.
Sissí en su salsa.
Además, ese día conocí a mi inseparable Sissí, un peluche hecho a mi medida: rosa, con lacitos y tirabuzoncitos…lo peor es que le he acabado cogiendo cariño.

                En cuanto a pubs y baretos, la M. es toda una experta. A todas nos encantó Szimpla, una terracita decorada de forma muy curiosa, algo destartalada, con cachivaches por todos lados y un ambientillo muy bueno.  Ah! Y como no, el Corvintetto, toda una institución en Budapest. Nunca llegará a la altura de mi amado Jerozolima, pero reconozco que no está mal.
Hay una plazoleta (Erzsébet tér) con mucho ajetreo durante las cálidas noches húngaras. Recuerda a las noches en Valencia, con gente por todas partes bebercio en mano…  la verdad es que apetece que llegue esa temperatura en Varsovia para poder pasear por la calle sin ir castañeando los dientes ¡!

Y nada, terminamos la visita con unas insuperables vistas del río (sí, algo obsesionada con los ríos estoy) al atardecer y una noche infernal en el aeropuerto (los buses nocturnos no están muy allá en Budapest). Sinceramente, me quedé con las ganas de ver alguna exposición o mención a uno de mis fotógrafos preferidos, Kertesz. Pero nada. En Viena explotaban de lo lindo a Klimt y en Hungría, ni una mísera postal de mi querido artista!

                Ahora de nuevo estamos en Varsovia. Ya más calurosilla, con flores y solete.
La ciudad ha cambiado radicalmente: hay vidilla nocturna por la calle, gente sonriente paseando por los parques, carritos de bebés y niños correteando…
Ya contaré todos las peripecias que estamos haciendo estos días por aquí!

Adèu!