Qué penita nos dio a todas cuando se fueron los
soletes A. , LL. y P. …!
Y es que en los diillas que pasaron aquí, hicimos una vida de
comuna-familia la mar de chula y visitamos toooodos y cada uno de los rincones
varsovianos. ¡Una delicia!
Para no romper con la tradición, recorrimos buena
parte de los restaurantes chulos de la ciudad (poniéndonos como los kikos a
precios de risa). Primera parada obligatoria fue Zapiecek ( variadito de pierogis
a la sartén – que están más buenos que cocidos, aunque menos que al horno!- y
compot para beber), también el milkbar (ahí
merece la pena pedir una de las sopas - las mejores, de champiñones y de
tomate- y algo de carne con kluski
slaskie- eso sí, procurad cercionaros bien de las raciones que pedís, que
nosotras, por una extraña razón, acabamos con comida para ocho personas…).
Tuvimos también macro-ración en el restaurante
checo U Szwejka (donde los lunes hay un litro de cerveza por 7 zl y un schnitzel enorme por 12 zl) y ensalada
chic en Café Kafka. ¿Más? Pues sí,
también tuvimos nuestro día de sushi y
la tradicional cena en el vietnamita (creo
que ya lo he dicho alguna vez, pero sí, la sopa
phó vietnamita es típica en Varsovia por la cantidad de emigrantes de allí
que se concentran en la ciudad).
La entrada de casa un día de fiestuqui |
Cafés cucos, también visitamos unos cuantos: Kinokawiarnia (el mejor sitio para
comer tarta de espinacas con salmón y café con batido de plátano, con un
ambientillo muy agradable), Kafefajka (de
ambientillo marroquí, donde se fuma shisha y también se puede fumar tabaco),
o Grawitacja al lado de la
universidad. ¡Ah! Y el imprescindible Charlotte
para desayunar!!
Y en cuanto a vidilla de museos: el museo Copérnico (es la segunda vez que
voy y aún no he podido verlo entero!), el museo
del poster (en Wilanów, con una
exposición de carteles de ópera y millones de posters de artistas alrededor del
mundo ), museo del levantamiento (con
información a raudales, tanta, que hay que llevarse deberes a casa y leer los
papelajos que dan allí). Está también la exposición de la reconstrucción de Varsovia, pero no pudimos entrar porque había una
conferencia… No sé si olvido algo, pero bueno, doñas-que-estuvisteis-aquí, siempre podéis aportar más información
en comentarios, que no hace falta registrarse ni ná para comentar, animarse…!
Tres monas en la Barbacana de Varsovia |
Lo que más me
gustó de lo que hicimos, fue pasear…pasear por todas y cada una de las zonas de
la ciudad. Cierto es que mi medidor de
distancias, no anda muy ajustado (puedo decir que algo está cerca, y que se
tarde más de media hora en llegar andando!) pero mereció la pena ir a pata de
un sitio a otro, y comprobar los contrastes de Varsovia: por un lado el amplio
y comunista distrito Marszalkowska (comunista, la gran palabra del viaje…) con
sus calles inmensas y sus plazas soviéticas, por otro lado el Stare Miasto y el Nowe Miasto, con sus callejuelas intrincadas y casitas de colores…
Algo que me encantó y todavía no había visto (y me encantó poder
descubrirlo con mis amiguchis) fue el antiguo
barrio judío: no queda mucha cosa, pero se puede seguir una ruta y ver
algunas casas todavía en pie, sinagogas, un monumento en el emplazamiento
exacto en el que se encontraba el puente del ghetto grande al pequeño. Hay también postes
con información y planos del ghetto. Sinceramente, da un poco de escalofrío
pasear por las calles sabiendo todo lo que allí ocurrió. Reconozco que me
esperaba que esa zona tuviera más referencias a esa época, pero al parecer han
optado por rehacer vida y no convertirlo en un templo permanente al pasado…
Palac Kultury i Nauki |
También la calle Nowy Świat con todas sus tiendecillas pijolis, Plac
Bankowy, con el antiguo arsenal y
el enorme ayuntamiento, el edificio de la Ópera Nacional en contraste
con las calles mugrientillas (pero con estilo!) de mi amada Praga…
Por el Parque Real Łazienki
(el más grande de Varsovia), disfrutamos haciendo fotillos en una
tregua que nos dejó la temperatura polar. (solete y todo, oiga!) y en el mercadito
de Praga Sur, P. sucumbió a unas botas preciosas por 10 euretes (te
hubieras arrepentido de no comprarlas (; ). Muy polaco, muy auténtico el
lugar eh…
Y de vidilla nocturna, pues una macro-fiesta
en el piso…que aterrada estaba yo de
que degenerara al punto de ver sillas volando por la ventana o batallas de nata
y chocolate…(skins style). Pero, al final no salió tan mal lo de meter a
más de 50 personas en casa. 0 desperfectos, alguna queja vecinal sofocada y muy
buen ambientillo. Yo creo que casi todas las nacionalidades estábamos representadas
en el piso esa noche.
Y
después, Hybrydy, que es algo así
como el Standby polaco, con su Extremoduro y su Marea nacionales… No pusieron
musicón, pro bueno, a nosotras nos tocas los platillos y ya bailamos sin parar,
así que estuvo muy divertido (las fotos y nuestras caras – la de Ll. en
especial- dan buena fe de ello).
Otra
de las noches, tuvimos fiestuqui en otro de los pisos del edificio (somos todos
estudiantes…lo que tiene su parte buena, porque hay sarao todas las
noches y nadie se queja, hoy por ti mañana por mi) Como de costumbre, hasta las 2 o 3 no
conseguimos salir de ahí y nos dieron con la puerta de Capitol en las narices (otro de los lugares a los que
JAMÁS conseguiré entrar…). Pero bueno, tuvimos una vuelta a casa con peleas de
nieve y carreras la mar de entretenida.
La
noche de Remont, nos acabamos quedando en casa viendo vídeos y fotos
lamentables (todos tenemos un pasado…) . La verdad, nuestra salud nos lo
agradeció. La cerveza venenosa de ese antro es cada vez más nociva (para mi,
que le echan matarratas).
Y
bueno, pues también varias noches cayó Plan B, con su ambientillo
modernuqui-artistico, y sus cervecitas con zumito.
Y eso, menudo repaso de lugares
me ha quedado. Pero la verdad es que lo verdaderamente importante, fue el buen
rollete en el piso, todas las bromas y risas que nos echamos. Me pondré un
pelín sentimentaloïde, pero es que este encuentro entre las amistades de toda
la vida y las intensas amistades de esta experiencia en Varsovia, ha sido mejor,
imposible. Cenillas familiares, mañanas de vagueo en comunidad, alguna tarde de
peli y manta, paseíllos matutinos…
Y la semana siguiente, además de
echar mucho de menos a las tres gracias, pues fuimos al mercadito de
diseñadores polacos del 1500m2 , al que no volveremos: todo teluchas de
chándal mal cosidas, con cuatro cosas modernas pegadas y precios desorbitantes.
Mucho postureo.
Salimos también a ver a los Radical
Dancefloor Killers, todo un clásico de la música electrónica aquí en Varsovia.
Esta vez, no fue en Jerozolima, sino en otro club que tampoco está mal, Powiększenie.
Pero bueno, donde estén las Surfin' pussy party!... Y a la vuelta,
pues crêpes y al día siguiente limpieza de primavera, ole.
También
tocó cenilla en el restaurante búlgaro Varna (recomiendo el hojaldre con
queso y espinacas y Ayrian para beber!),
y comida en el indio Ganesh para reponer fuerzas(y fuera de menú y todo,
ahí, tirando la casa por la ventana!)
Y ahora, una ducha y a ponerse
bien apañadas para ir a ver Turandot a la Ópera Nacional. Qué
culturetillas somos ¿eh?
Y
mañana, a hacer las maletas porque Austria y Eslovaquia nos
esperan!! (yo con ver un cuadro de Klimt en vivo y en directo, ya daré el viaje
por fructífero…)
Iré
contando!