¡Hola hola!
Saludos
desde mi cocineta (también conocida
como cuartel general), lugar en el que estos días paso mayor parte del tiempo,
en compañía de la otra pringadilla C.
Razón: dos trabajos por hacer y mucha, mucha procrastinación de por
medio…
Pero no
preocuparse, tenemos una buena banda sonora para animar ((500) Days of Summer),
películas que ver (por enésima vez..ejem..) y mucha tontería encima.
Para ser
sinceros, este cuartel general está empezando a degenerar: hay un olor agrio de
procedencia desconocida, que nos acompaña día y noche, y también una buena pila
de platos, tazas (esto es lo más preocupante, por ser bebedoras compulsivas de
té) y cachivaches…
Pero bueno,
en breves me subo a nuestro piso de arriba (vamos a tener algo así como un dúplex)
y una vez se libren de aquí la okupa, todo quedará más humanizado (ahora mi
armario es el hueco entre la cama y la pared…).
Estudieting time... ¡Final countdown! |
Por cierto,
esto del piso, es una pasada. La verdad es que, cocina mugrienta y microondas
explosivo aparte, la vida en comuna es muy divertida.
Además, se
acabó eso de salir huyendo a las 22 cual cenicienta tempranera… Ahora hacemos
cenillas pisiles - lenguas de pato incluídas (no están tan malas, saben a pollo
blanduchillo) – y fiestuquis de pijamas… La verdad es que está muy bien esto de
tener siempre gentecilla rondando por aquí (Y. tiene ya su cepillo de dientes
en el baño)
Hay que
reconocer que la diferencia piso/residencia es abismal. No se de donde sale la
imagen de residencias con fiesta non-stop, pero desde luego ninguna de las que
he visto lo cumplen. O son estilo comunista-añejo como Hera (lo siento, pero pelín cutre es…aunque se le coge mucho
cariño) o más moderno pero con la actividad de una residencia de ancianos, como
Zamenhofa.
También
estuvimos el otro día en Sokrates,
que está un pelín en el culo del mundo. Lo bueno, es que les resbala bastante
que te quedes hasta las 22, hasta las 4 o que hagas ruido infernal…
Lo malo, es
compartir habitación con cucarachas y ratas. (todavía no he visto cómo son las
cuquis de aquí…aunque me temo que asquerosas y rápidas, cucarachas al uso,
vaya). Pero hay que reconocer que tiene su gracia que las habitaciones sean al
más puro estilo Cuéntame, con sus cuadritos de flores en la pared y su
cama/sofá cutre-tapizadito…
Vistas desde nuestra casita. |
Y hablando
de cosas algo vetustas, el estilo de los estudiantes polacos al hacer exámenes: van más emperifollados que
para una boda! Traje de chaqueta, mocasines, corbata… Al llegar a mis exámenes
con mis uñas descascarilladas y mis botoncias, me sentí un poquillo trapera, la
verdad. Pero bueno, a los Erasmus no se nos tiene en cuenta. Lo que me pregunto
es qué me pondría si fuera polaca…porque si los chicos van trajeados (no llevan
chaqué y monóculo, pero poco falta) las chicas van entaconadas y con las
mejores galas. De hecho, no sé si hasta peinadas de peluquería, tengo que fijarme
más.
Pero bueno,
botas o no, la verdad es que no me quejo de cómo me están yendo los exámenes.
Aquí se me ha juntado que el nivel de exigencia es más bajo, pa’ que
engañarnos, con que me distraigo bastaaaaaante menos en la biblioteca y con que
lo he cogido con unas ganas inusitadas (sí, de veras, hasta me interesa cómo se
regulan las S.L. y las S.A…!). Supongo que el hecho de que sea en inglés,
estimula: aún haciendo un trabajillo, se practica el idioma, que ya es mucho!
Nuestro barriete. |
Por seguir
con las desdichas con porteros de discotecas: el otro día fuimos (no, a Remont
otra vez no, ya sería abusar) a Medyk…pero
resulta que los de seguridad son los mismos que en Remont. ¿Qué suerte eh? En
fin, ya tengo algo así como una relación amor/odio con el portero. Paso ya de
quitarme las gafas y el piercing, el hombre ya me tiene calada…yo creo que ya a
la próxima me invitará a cubatillas. En realidad no, sigo constatando que la
amabilidad no caracteriza a los seguratas aquí: el otro día tiraron también a
unos amigos (eso sí, no los gasearon, eso lo reservan para individuos altamente
peligrosos…)
Por lo
demás, sigo con los hábitos lamentables de despeñarme en puertas de discotecas
y romper vasos…
Y básicamente,
eso.
Ah, también
estos días me he decidido a hacer un tatu,
para recordar todas estas vivencias y lo mucho que me están cambiando la visión
de mi misma y de la realidad. Bueno, por eso y porque aquí el artista P. debe
empezar ya a pintar sobre pieles humanas y no sólo pieles de cerdo! Ea, sí, voy
a ser algo así como un conejillo de indias, pero estoy segura de que quedará
algo interesante.
Pues nada,
seguiré contando!
¡Slitz Bye!
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